lo que más me fastidia

Vuelvo a casa después de hablar con el banco para ver como podemos renegociar la hipoteca y al pasar por el cajero saludo al señor que duerme allí y que está esperando a que cierren el banco para poder dejar sus cosas.  Al pasar por una calle del centro una señora me pide una firma para que no suban el precio del bonobús, se la doy, total es gratis.  Para entretenerme voy mirando las farolas y compruebo que no hay una sola que no sirva como tablón de anuncios: los hay que buscan casa, que buscan familiares desaparecidos o  a su mascota y sobre todo los hay que buscan trabajo (clases particulares y pequeñas reformas copan la lista de ofrendas) Paso por el super a comprar algo rápido, como lo de negociar la hipoteca no ha funcionado tengo que seguir haciendo unas horas extra por la tarde. Sorteo hábilmente los anuncios de las grandes compañías lácteas y voy a por las marcas blancas  (igual que en la farmacia voy a por los genéricos) Lo malo son las colas para pagar, de eso no hay quien me libre, es lo que tienen los supermercados más baratos. Por fin llego a casa y escucho estupefacto las noticias mientras hierve mi sopa de sobre: Hemiciclos semivacíos, una pelea por una placa de homenaje a una monja, otra pelea en un ayuntamiento porque tenían una bandera de Kiss y otra de Iron Maiden y a alguien no le gustaban, un techo de un salón de actos que ha costado 20 millones de euros, un juez que ha descubierto que Franco está muerto ... y por supuesto los deportes. Ya ni siquiera me importa que sea esto en lo que se va el 18% de mi sueldo, lo que más me fastidia es que no tuve tiempo para la siesta. Al salir una vecina de mi calle me pregunta si conozco alguien que pueda hacerle a buen precio un gotelé en el techo que está que se le cae. Le digo que hay un pintor mallorquín especializado en estos asuntos pero que es un poco caro. Como no pilla la gracia (porque no la tiene) le digo que le cogeré un papelito de la farola.