Hoy he estado viendo un vídeo que me han mandado sobre los bancos, sobre lo importante de saber a dónde va a parar nuestro dinero, sobre nuestra parte de responsabilidad en el descalabro mundial.
Da que pensar.
A mi, en concreto, me da por pensar en para quién trabajo. No es sólamente que hago en mi trabajo directamente que probablemente no es nada grave e irresponsable. Intento hacerlo lo más honradamente posible sin engañar, manipular, etc. Pero una vez hecho... ¿Qué pasa con él? Si por ejemplo eres un educador de niños pequeños y consigues que el niño apruebe, que aprenda a ser productivo es posible que alimentes un niño que se convertirá en un adulto trabajador de una gran empresa que trabaja honradamente para mantener a su feliz familia, pero quizás su empresa esté explotando gente en otra parte del mundo o su empresa apoya a otra empresa que apoya a un dictador que comete un genocidio. Suena retorcido, lo se, pero es que el mundo es muy retorcido y la única manera de solucionar algo es ver no sólo las acciones directas (que siempre nos parecen tan limpias) si no las que se derivan de las que se derivan de nuestras acciones que no por más lejanas son menos responsabilidad nuestra. Es difícil de solucionar. Lo más fácil es pensar que todo es muy complicado y que si te pones en ese plan es mejor no salir de casa. Es una idea perfecta para no hacer nada.
¿Que se puede hacer? No lo sé. Creo que un buen punto de partida es empezar a preguntarnos qué se puede hacer. Empezar por reconocer la responsabilidad que tenemos cada uno. Dejar de mirar para otro lado. Seguir con nuestras vidas porque no nos queda más remedio y en la mayoría de casos tenemos poca elección. Pero también es cierto que podemos poner conciencia en que lo que pasa. Ser conscientes que por muy lejos de casa que ocurra es también consecuencia de mis horas de trabajo diarias. Simplemente ser consciente hará que cuando llegue el momento de actuar podamos hacerlo en la dirección correcta.
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